En pleno Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, se abre un paso hacia Francia de 40 metros de ancho y 100 de alto.
Según la leyenda, fue la espada Durandarte la que, lanzada por su dueño, el caballero francés Roldán, abrió la roca para ver por última vez su tierra. Roldán, sobrino de Carlomagno, trataba de sobrevivir tras la batalla de Roncesvalles.
Herido, y con sus enemigos pisándole los pies, llegó al valle de Ordesa para tratar de alcanzar su patria. Lanzando su espada como signo de despedida, en un último golpe desesperado, Durandarte logró abrir la conocida Brecha de Roldán, regalando al caballero la última vista de Francia antes de morir.