Prácticamente todos los grandes ríos que nacen en la cumbres pirenaicas han visto la mano del hombre en forma de grandes presas que retienen el agua para su consumo.
Una transformación del entorno natural que hoy ofrece espectaculares vistas, dibujando un nuevo paisaje que, además, permite la práctica de numerosos deportes acuáticos. Así, la tranquilidad de las aguas en los embalses permite la iniciación en actividades como la vela o el windsurf.
Los pescadores también encuentran un paraíso en estas aguas represadas, pobladas por diferentes especies. Entre los pantanos más buscados por los amantes de la pesca, el de Santa Ana, Canelles, Arguis o La Sotonera.
Y en el ámbito más natural, los embalses son un destino ideal para los ornitólogos, pues las aves eligen en muchas ocasiones estos parajes para tomarse un descanso en sus rutas migratorias.
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