Como nos gustan estos post con propuestas alrededor de la provincia. Hoy les toca a los pueblos más bonitos para conocer en invierno, pueblos con mucha magia, con una arquitectura especial, un entorno de ensueño y llenos de historia; y la verdad que en la provincia de Huesca tenemos muchos! Y es que en nuestra provincia, además de disfrutar de los deportes de invierno hay muchas más posibilidades para disfrutar de esta mágica estación.
Os dejamos 10 propuestas que os van a enamorar:
1 – Santa Cruz de la Serós, uno de los rincones más bellos de la provincia de Huesca
Su casco es uno de los más cuidados y más bellos del Alto Aragón, declarado como Conjunto Histórico Artístico, no sólo por sus iglesias sino también por su caserío.
Santa Cruz de la Serós de https://www.flickr.com/photos/elmiradordesantacruz/8420237687/
2 – Torla, La Magia de la Puerta de Ordesa
nevitablemente a Torla hay que relacionarlo con el parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, del que es su puerta principal de acceso. La fotografía del pueblo con el gran murallón del macizo de Mondarruego al fondo es una de las imágenes con mayor valor iconográfico de todo el Pirineo.
Un paseo por sus calles, disfrutar de la vistas increíbles y de la buena gastronomía (no podéis dejar de degustar la ternera del valle de Broto entre otros deliciosos platos tradicionales), harán que paséis una jornada inolvidable.
3 – Roda de Isábena, el pueblo más pequeño de España con Catedral
En el Valle de Isábena sobre un altozano se encuentra una de las poblaciones más sorprendentes e impresionantes del Alto Aragón: Roda de Isábena.
Fue sede episcopal y capital del Condado de la Ribagorza. Recorrer sus calles medievales, vislumbrar sus rincones y plazoletas que nos remontan a otra época, maravillarnos con sus obras artísticas, además de comer en la hospedería instalada en el claustro de la catedral, es algo que difícilmente olvidaremos.
Roda de Isábena de Kom bo en Flickr
4 – Fonz, uno de los pueblos más monumentales de Huesca.
Villa renacentista de 1.000 habitantes con 10 palacios, más de 80 casas tradicionales, una de las iglesias renacentistas más importantes de Aragón y cuna de personajes ilustres. www.fonz.es
CARLOS MORALES en Flickr
5 – Lanuza, el Ave Fénix
Lanuza es como el ave Fénix que resurge de las cenizas. Parte del pueblo fue anegado a finales de los 70 por las aguas de un embalse que recibió su nombre. Sólo en anhelo de sus antiguos vecinos por devolver la vida a este pequeño pueblo, dependiendo de Sallent de Gallego, a hecho posible que sea un referente en el pirineo.
6 – Gistaín, el placer del Aislamiento.
Gistaín probablemente no es un pueblo que destaque por su arquitectura tradicional, pero su ubicación sobre una elevada faja de la Peña del Cueço, los paisajes admirables que contempla del Valle de Chistau y su propia historia transforman el encanto material en un valor metafísico, casi espiritual.
7 – Anciles, como un museo.
La localidad de Anciles, en el valle de Benasque, suele aparecer en las listas que periódicamente se publican con los pueblos más hermosos de la península. No es casualidad. Aunque su tamaño le aproxima más a una aldea que a un pueblo, el maravilloso conjunto de casas que reúne y su estado de conservación explican la unanimidad de elogios que despierta entre los visitantes.
Anciles, (https://www.pinterest.com/pin/368450813237051576/)
8 – Sallent de Gállego
El río Aguas Limpias divide el casco urbano en dos en la margen izquierda está e barrio del Paco, que ha absorbido buena parte del reciente desarrollo urbano. A través de un puente medieval del siglo XVI construido por el piquero guipuzcoano Juan de Barrabica se accede a la otra barriada de Sallent, donde el visitante podrá encontrar lo más valioso de la arquitectura popular tensina, representada en varios edificios de origen infanzón levantados durante los siglos XVI y XVII.
9 – Graus
Graus es una parada obligatoria, su casco antiguo fue declarado Conjunto Histórico-Artístico y sus fiestas patronales han sido también declaradas de Interés Turístico.
10 – Tramacastilla de Tena, entre Castillos
Cuentan que el nombre de Tramacastilla procede de la época Romana, cuando este pequeño pueblo del Valle de Tena se llamaba Trambacastiella. Esta denominación se refería a los castillos entre los que se ubica. Pero unos castillos que no son fortalezas, sino esos fortines naturales que surgen a partir de 1.224 metros en los que está Tramacastilla y que crean una de las sierras más espectaculares del Pirineo aragonés, la Sierra de Partacua.
Tramacastilla de Tena de Alain MICHEL https://www.flickr.com/photos/52964558@N02/