Situados en los lugares más remotos de la provincia, estos 5 lugares de culto han sido construidos desafiando las leyes de la naturaleza 🌳😱, encontrarlos y contemplarlos 😍 es una experiencia mágica con recuerdos inolvidables ✨✨.
Cascada del Chorro. Fotografía de mariorv
1 – Ermita de San Martín de la Bal d’Onsera
El santuario se encuentra en un enclave espectacular al fondo del barranco de San Martín junto a una cascada, al pie de la sierra de Gabardiella. El origen de San Martín fue una cueva a la que se le fueron añadiendo diversas construcciones exteriores durante diferentes épocas. El monasterio fue reedificado en el siglo en el siglo XVII. En los siglos XVIII-XIX se añadieron otras dependencias, destinadas al servicio de los romeros como el hogar o el comedor.
San Martín de la Bal d’Onsera es un lugar mágico, punto de referencia para los pueblos del entorno y templo rodeado de leyendas, historia y tradiciones.
Según la tradición al lugar se le relacionó durante la Edad Media con rituales de fecundidad. Allí acudieron reyes y nobles aragoneses en busca de descendencia masculina. El rey de Aragón Pedro IV acudió a San Martín de la Val d’Onsera para pedir que su tercera esposa, Doña Leonor, tuviera descendencia, como así fue. A partir de entonces corrió la noticia entre los nobles, y se sabe que Don Alonso Felipe de Gurrea y Aragón, conde de Ribagorza, y su tercera mujer Doña Ana de Sarmiento, cruzaron descalzos la Val d’Onsera en 1524 pidiendo también descendencia, lo que consiguieron al año siguiente. En agradecimiento, pusieron el nombre de Martín a su hijo.
2 – Ermitas rupestres Yebra de Basa y la Cascada del Chorro
Conjunto de cuatro ermitas rupestres, ligadas al culto a Santa Orosia, que jalonan la senda que, desde Yebra lleva al puerto homónimo, donde la tradición dice que sufrió martirio la princesa de Bohemia.
Leyenda: La tradición dice que Orosia era una princesa de Bohemia que venía a Aragón para casarse con un príncipe Fortún Garcés. Su comitiva, a pesar de buscar en su viaje refugio en los Pirineos, fue descubierta por tropas islámicas. El jefe de estas tropas, Abén Lupo, prendado de la belleza y prestancia de la joven, le propuso matrimonio a condición que abandonara la fe cristiana. Obviamente se negó y emprendió huida hacia el puerto de Yebra donde fue descubierta, la tradición dice que en la cueva donde con posterioridad reposarían sus reliquias, fue subida prisionera al puerto y, donde está el santuario, sufrió martirio y fue decapitada tras ver morir a toda su comitiva.
Unos 300 años después, en la madrugada del día 25 de junio de 1072, un ángel se apareció al pastor el pastor Guillén de Guasillo que guardaba su rebaño en las proximidades del lugar del martirio, para revelarle la historia de la joven y la ubicación de las reliquias. Le ordenó que cogiera los restos de la joven y que dejara la cabeza en Yebra y que llevara el cuerpo a Jaca.
Cascada del Chorro. Fotografía de mariorv
Cuevas y Chorro de Santa Orosia. Arriba, la ermita de la Cueva y abajo la de San Cornelio. Fotografía de Una Huella en la Nieve www.pinterest.es/huellaenlanieve/
3 – Ermita de San Úrbez en Añisclo
Se atraviesa en vehículo todo el cañón de Añisclo hasta llegar al aparcamiento habilitado por el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Desde allí, nos dirigimos hacia el puente de San Úrbez, atravesándolo, para continuar caminando a lo largo del cañón, ahora en su vertiente izquierda. En diez minutos llegamos a la ermita, ubicada junto a la confluencia de los ríos Bellós y Aso.
Se trata de una ermita rupestre creada aprovechando la oquedad en la pared calcárea.
Un muro de cerramiento completa el espacio de la ermita. Se accede a través de una robusta escalera que llega hasta la verja-puerta.
Al fondo, un espacio cerrado a modo de cripta es el lugar donde la tradición sitúa la morada del santo. Se accede a él a través de una puerta en arco de medio punto sobre jambas en nacela y con el trasdós moldurado por una imposta.
El panel con las pinturas esquemáticas se encuentra en el exterior de la cavidad edificada, debajo de la ermita y sobre la roca caliza a dos o tres metros del actual suelo (excavado al construir la pista).
De Vicente Maza – Ermita rupestre de San Urbez
4 – Ermita de la Virgen de la Peña en Anies
Su emplazamiento es espectacular, colgada sobre el vacío y con increíbles vistas panorámicas sobre toda la comarca. Se puede ascender hasta la ermita rupestre por un empinado sendero con la ayuda de escaleras. Merece la pena continuar hasta la cima de la pared para retornar hasta aquí por una ruta circular, que podemos ampliar con paseos por la pista.
Ermita de la Virgen de la Peña. Fotografía de http://www.piedras-sagradas.es
5 – San Juan de la Peña
Considerado como corazón y cuna del reino aragonés, en él se sentaron las bases de lo que iba ser Aragón. Fundado por el conde aragonés Galindo Aznar a principios de siglo X, se conservan de esta época la sala de los concilios y de iglesia de estilo mozárabe dedicada a San Julián y Santa Basilisa. Se la conoce como la iglesia baja por encontrarse encima la iglesia románica o alta de edificación posterior.
San Juan de la Peña Jaca. Fotografía de Alain MICHEL
https://www.flickr.com/photos/52964558@N02/
LEYENDA DE SAN JUAN DE LA PEÑA
Cuenta que a principios del siglo VIII, un noble joven de Zaragoza llamado Voto persiguiendo un ciervo cayó con su caballo por el acantilado de la sierra de la Peña. Habiéndose encomendado en su caída a San Juan, se posó el caballo con suavidad en una roca donde dejó sus cascos marcados. A partir de ese lugar siguió una senda que le condujo a la cueva en la que yacía el cuerpo del eremita Juan de Atarés. Su cabeza reposaba en una piedra en la que había la siguiente inscripción:
«Ego Ioannes. Primus. In hoc loco, heremita, qui ab amorem Dei, hac ecclesiam fabricavi, in honorem sancti Ioannis Baptiste. Hic, requiesco, Amen».
Fuente: www.romanicoaragones.com